Esta campaña a la presidencia ha sido tal vez la más agotadora y desgastante que recuerde. Falta una semana para que termine y parece que hemos corrido una maratón. El sentir en las calles es “gane el que gane pero que termine esto ya…” lo que parece más un grito desesperado que cualquier cosa.

​En estas elecciones hemos dejado que jueguen con nuestras emociones, con nuestra indignación, con nuestras necesidades más básicas y con nuestro poder de expresarnos libres de influencias. Y digo que nos hemos dejado, porque todos hemos sido parte en alguna medida de las estrategias calculadas de replicación de mensajes negativos, ya sea a través de nuestras propias redes o en charlas con amigos y familiares, hemos sido replicadores de comentarios fundamentados únicamente en algún post o tweet que vimos porque aparece “mágicamente” en nuestro feed; ​replicadores de comentarios calculados y que hacen parte de las llamadas “bodegas”, estructuras creadas para desinformar o destruir la reputación de las personas que piensan diferente.

​Renunciamos a nuestra capacidad de pensar complejamente y cedimos nuestro deber de análisis y de expresión a unos pocos dedicados a destruir al otro.

Estos días vi una caricatura de Tute donde el mensaje era “ESTAMOS EN CONTRA DE NOSOTROS” y sÍ, nos han llevado al extremo de no poder tener una discusión ni siquiera con las personas cercanas a nuestra ideología y pensamiento.

​Creía que por el hecho de haber sacado de la contienda electoral las opciones que representan un extremo, se iba a permitir que los debates y las narrativas se centraran en la visión de país que queremos basada en la libre expresión, lamentablemente, parece que la necesidad de tener un antagonista y alguien a quién aniquilar es inherente a la sed de poder, venga de donde vengaCaricatura de Tute

​Nos han llevado (o nos hemos dejado llevar) al límite: o es blanco o es negro, o piensa como yo o usted está completamente equivocado; en este momento podría decir que estamos en un nivel de radicalización, que ni siquiera estamos escuchando nuestras propias necesidades, ni nuestras convicciones ni nuestro círculo de confianza.

Se han preguntado que va a pasar el 20 de junio cuando despertemos fracturados con las personas más cercanas y con las que no tanto, pero que tenemos que relacionarnos en nuestro día a día? Vale la pena dejar nuestras diferencias en lugares tan profundos que duela repararlas? 
¡Qué desgaste!.

Salga el 19 a votar no porque está cansado, porque está enojado o porque quiere tener la razón a como dé lugar. Vote por la construcción de un mejor país y una mejor sociedad, y eso amig@s lo hacemos entre tod@s, escuchándonos y encontrando puntos de convergencia en nuestras diferencias; tenga claro que en 4 años el país no a cambiar así nos dirija el mismo Mandela, Obama, Mujica, Trump o cualquier otro con quien tenga afinidad y menos si como sociedad no nos permitimos discutir y promover la diferencia, la verdadera victoria se logrará cuando la diferencia sea sagrada, intocable e inviolable, cuando asumamos que la diferencia es fundamental para seguir construyendo el país que soñamos.

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Perfil

Cuento con más de 20 años de experiencia en gestión de proyectos en los sectores público y privado. He trabajado como consultor en temas relacionados con tecnologías de la información en entidades como el IICA, el Ministerio de Agricultura, el INCODER, el IDIPRON y en empresas privadas relacionadas con desarrollo de software y emprendimientos tecnológicos en el ámbito nacional.

La política llegó a mi vida en el 2008, cuando conocí al profesor Antanas Mockus, quien me inspiró a crear nuevas narrativas para la construcción de país a través de la cultura y el compromiso social. Aprendí que para hacer política se necesita voluntad, trabajo y una pasión constante por transformar la realidad, empezando siempre por pequeños detalles.

Soy alérgico a la demagogia, los chismes y la envidia. Sueño con un mínimo vital de acceso a internet para todos los hogares del país y con un Estado funcional, independiente de los gobiernos, conectado, transparente y cercano a la ciudadanía.